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Todos los estudiantes universitarios pueden dar clases sobre como aguantar lo más posible sin cambiar las sabanas. Esto lo hacen muchas veces porque no tienen lavadora y quieren ahorrar el coste de la tintorería o a veces por pereza.

La verdad es que no cambiar las sabanas con regularidad no es un hábito saludable.

En la noche nuestro cuerpo desprende calor, humedad, nuestra respiración y nuestro sudor sacan toxinas y bacterias y fragmentos de piel y pelos se quedan en la cama. Todo esto en un ambiente encerrado tal y como es el espacio entre la sabana bajera y la sabana encimera crea el ambiente ideal para el desarollo de bacterias y ácaros.

Una sabana que no se cambia muy a menudo puede ser la causa de resfriados, gripes, alergias, problemas a la piel y de dormir mal. La regla debería de ser lavar las sabanas una vez por semana, dejando ventilar el colchón sin nada por encima con la venta abierta (y si le pega el sol mejor aún durante unas horas).

Esta regla de simple higiene podría prevenir muchos trastornos que probablemente tienes y no sabes porque.