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Mármol o pintura son los materiales que más se usan para revestir baños y aseos. En este artículo descubrimos sus cualidades y te proponemos buenas ideas para combinarlos.

El marmol

Es un material natural, y en el baño es el rey de los revestimientos. Su gran cualidad es que resiste la humedad como ninguno otro, aunque también es cierto que resulta un poco caro y, al tratarse de una piedra, es frío al tacto y a la vista.

Si vas a revestir el baño con mármol ten en cuenta que las losetas estandar no salen tan caras como las medidas especiales.

Si no quieres renunciar a su funcionalidad, pero te preocupa, que transmita frialdad, elige uno de color terroso, como e travertino romano o el rosa Gerona. Además, a casi todos los mármoles se les puede dar distintos acabados y con algunos se consigue un cálido aspecto rústico. La técnica del abujardado le da al mármol un delicado aspecto envejedico; con el flameado también se consigue una textura rugosa y con el apomazado, una superficie lisa pero sin brillo.

La pintura.

Es cierto que la pintura no puede compararse con la resistencia del mármol o la cerámica; pero no por eso hay que renunciar a ella en el baño. Hay muchas maneras de utilizarla y merece la pena aprovechar sus infinitos colores y acabados.

Lo ideal es que sólo la utilices en las paredes que no estén en contacto directo con el agua. No hay que usarla junto a la bañera o ducha, pero siempre puedes pintar la pared del lavabo o un aseo.

Si el baño tiene ventilación, la pintura durará de tres a cuatro años en buenas condiciones. Después habrá que volver a pintar. Pídele al pintor que primero aplique una capa selladora antihumedad y que utilice pintura plástica o esmalte.

Hoyo en día cabe la posibilidad de pintar sobre los antiguos azulejos sin que se noten las juntas. Ya no es necesario meterse en obras, derribar los azulejos y enyesar la pared. Las nuevas técnicas permiten alisar una pared revestida de azulejos y acabarla con pintura.