La sensación de amplitud, la luminosidad y el hecho de que visualmente una estancia sea atractiva son algunos de los beneficios del estilo minimalista. Un estilo que, dicho sea de paso, cada día cuenta con más seguidores. Una tendencia que para muchos es un estilo de vida, pero que merece la pena conocer más en profundidad cuando de lo que se trata es de aplicarlo a nuestro hogar.

Las claves del estilo minimalista

Hay que partir de la base de que el estilo minimalista implica reducir todo a la mínima expresión. De ahí el esfuerzo que hay que hacer a la hora de aplicarlo en el ámbito más doméstico.

  • Elimina aquello que sobre. Esta es la premisa fundamental. Todo aquello que no tenga una utilidad, sencillamente, estorba y resta energía al conjunto. Véndelo, regálalo o guárdalo en algún lugar pero no puede formar parte del conjunto.
  • El mobiliario tiene que ser funcional. No hay duda. Mesas, muebles o sillas. Todo tiene que poder ser utilizable desde el primer día. Es más, si somos capaces de encontrar un mobiliario que, además, tenga varias funciones, mejor.
  • Los adornos tienen que ser los imprescindibles. Es necesario. Solo tiene que haber lugar para aquellos adornos que tengan una marcada carga sentimental. De lo contrario lo mejor es dejarlo de lado. Para el minimalismo el mejor adorno es la ausencia del mismo.
  • Los colores juegan un papel clave. Olvídate de colores estridentes. Todo tiene que estar en armonía. Es por ello por lo que lo mejor que puedes hacer es optar por colores suaves o neutros.

Este estilo no es sencillo de implementar en un hogar. Sin embargo, una vez que se logra los beneficios son claros. Mayor amplitud, mayor luminosidad y, por supuesto, una mayor sensación de calma y de sosiego que se nota desde el primer día.